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Reflexión de la Pascua No. 3

Reflexión de la Pascua No. 3

Es domingo santo, en el amanecer de un día que da inicio a la nueva creación.

Así como en los albores del tiempo, fue el verbo quien dio comienzo a todo. Hoy resucita Nuestro Señor para dar nueva vida al hombre nuevo. 
La Iglesia Católica, se llena en un sin fin de reflexiones teológicas; otros tantos pasarán este día en el olvido de sus superficialidades, festejando sin conocer el verdadero sentido de su festejo. Algunos recordarán el evento que un día como hoy sucedió, con el Hijo de Dios, nuestro Redentor. 
Hoy el Hijo del Hombre venció al enemigo final, aquel que se llevó consigo, mediante el pecado original, a multitud de hombres y mujeres. Bajo la promesa hoy cumplida, esta victoria triunfal ha abierto las puertas a la esperanza y dio por cumplida la promesa divina. Hoy el hombre por medio de su Salvador, encuentra nuevo camino, se ha engendrado nueva criatura para que no camine más en la oscuridad; sino que sea la luz de la verdad, el camino justo en el cual seguir a quien ha sido Hombre y Dios por igual, para nuestra propia libertad.
Cristo ha conquistado a la muerte, ahora nosotros hemos sido llamados a enfrentarla de forma igual, superando los desafíos que nos ha traído la actualidad.
En un mundo donde las ideologías tóxicas amenazan nuestra propia moral, poniendo entre tinieblas la razón de nuestra espiritualidad, es la resurrección de Cristo la que se levanta desde un pedestal, puesta en lo alto como faro de luz brillante que da esperanza a quien la logra mirar. Es un memorial permanente de que se puede vencer la adversidad, cuando de la mano vamos con el que nos ha dado libertad.
Nuevos caudillos del Cristo vivo hemos de ser, revestidos de la armadura celestial. Con verdad y justicia llevaremos nuestro andar ante el caos y la confusión de esta nueva sociedad.
Somos llamados a ser testigos valientes de la fe, proclamando la Buena Nueva, que Cristo nos ha salvado y con el nueva vida hemos de encontrar. Llevar el Evangelio al mundo que hoy esta tan sediento de un significado y autenticidad, sea ese nuestro deber y responsabilidad.
Es hoy domingo, que la Resurrección de Cristo nos llama a participar, ser comunidad que represente la victoria de Nuestro Salvador, coherederos de la nueva vida que pisa con fortaleza el pecado y la muerte.
Que sea la alegría de guardar tesoros en el cielo y nos olvidemos los efímeros recuerdos de una vida vana y sin valor espiritual. Pues la Resurrección del Redentor del Hombre nos ha traído esta paz, una paz que se revuela sobre los conflictos de la sociedad actual, pues solo el que ama como Dios ha mandado, conoce esta verdad.
Renovemos el día de hoy nuestro compromiso con la fe, que el hombre de ayer, se vea revestido de la convicción que por Cristo la muerte se ha vencido para a nueva vida renacer. Compartamos por hoy la alegría que brota desde lo más íntimo de nuestro corazón, que, a partir de hoy, no más hombre pecador seré. Sino que Hijo adoptivo en nombre de Jesucristo por título llevaré. Muerte segura por pecado tuve, vencido por amor ya no más claudicaré pues en el Hijo adoptivo que ya soy, de mis errores me levantaré para ser digno del acto de amor divino otorgado en la cruz y con victoria de nueva vida, al cielo, con la misericordia de Dios, entraré.

Gonzalo Sotelo



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